Un cúmulo de
sucesos desafortunados nos ha llevado a esta situación en Julio de 2030, cuando
estamos cerrando un nuevo curso escolar y nos disponemos a realizar la memoria
anual. Este año solicité hacerla de una forma especial –cada año se encarga uno
de los docentes del centro, porque nuestra memoria es algo peculiar-, me atreví
a asumir el reto de realizarla como una cronología de acontecimientos, dándole
un toque periodístico (así aprovechaba mis dotes como redactora, profesión que me
temo no llegaré a desempeñar).
Memoria Anual del IES Pare Vitòria, Curso
2029/2030
1 de Julio de
2030,
Cuando vuelvo la
vista atrás, nada más y nada menos que a 2013 –fecha en la que acabé el Máster
de Profesorado de Secundaria-, recuerdo cómo era el sistema educativo y los
cambios que ya se estaban produciendo respecto a la introducción de las TIC. Muchos
centros, los más privilegiados dada la crisis en la que estaba sumido el país,
contaban con pizarras digitales, proyectores, tablets, ordenadores para cada alumno, etc. pero el uso de las TIC como
herramienta metodológica aún no se había extendido. El profesor empezaba a
entender que su papel era el de guía, supervisor del proceso de
enseñanza/aprendizaje, y la clave estaba en el aprendizaje constructivo; todo
ello desde un enfoque comunicativo.
Este sistema,
que ahora nos parece una utopía, se desarrolló en los siguientes años gracias a
que la controvertida LOMCE del por entonces ministro de educación, José Ignacio
Wert, no pudo llegar a ser aprobada debido a las manifestaciones en todos los
niveles educativos. Las protestas generalizadas en todos los ámbitos de la
sociedad, llevaron a la dimisión del Gobierno –por aquel entonces del PP- y el
consiguiente triunfo del PSOE obligado a pactar con IU para formar Gobierno.
A partir de este
vuelco en las urnas, la educación en España sufrió un desarrollo que pocos se
habían esperado, siguiendo la línea que he comentado anteriormente. El sistema
educativo español se situó en los primeros puestos en cuanto a calidad y
eficacia, y los informes de PISA nos alentaban para continuar en la misma
dirección.
Pero como
siempre ha pasado, la política afecta a todos los ámbitos y la educación –en una
sociedad del bienestar- es uno de los pilares que siempre sale perjudicado. Así
pues, el escándalo político que a finales del curso educativo de 2028 afectó a
los dos partidos en el Gobierno, uno de los mayores que se recuerdan, propició
la victoria del PP que, inesperadamente, acabaría pactando con UPyD para
conseguir la mayoría.
A partir de aquí
todo parece una historia de ciencia-ficción, puesto que Rosa Díez –la actual
Presidenta- rescató en 2028 la temida LOMCE de 2013 y a su creador como Ministro
de Educación. Wert ha vuelto con más ganas que nunca y dolido por los
acontecimientos de 2013 –fue apartado del equipo de Gobierno tras el descalabro
de su propuesta- con unas declaraciones esclarecedoras en su toma de posesión y
que me gustaría plasmar: “En 2013 nadie creyó en mi ley, nadie confió en que
era lo mejor para el momento. Hablé de que se trataba de una propuesta con
objetivos a largo plazo; en 2028 vamos a empezar a obtener beneficios”.
Nadie creyó que
fuera capaz de aplicar una ley que tras 15 años era evidente que estaba
obsoleta, y más después de los logros que se habían obtenido. Pero así fue… y
lo que ha pasado desde entonces ha sumido en un shock a la comunidad educativa,
incapaz de hacer nada para solucionarlo.
La situación se
resume así: las TIC han dejado de poder utilizarse en clase, porque cualquier
atisbo de tecnología es visto como una distracción para el alumno; las pizarras
digitales –y similares- han sido sustituidas por la tradicional pizarra y tiza,
herramienta casi única junto con el libro de texto, del profesor. La media de
edad del profesorado se ha incrementado, porque las oposiciones han vuelto a
sus cauces, se valora más el tiempo trabajado que la nota. Para acceder a la
profesión es necesario un B2 en cualquier idioma, si el docente es menor de 45
años; con esta medida se quiere valorar al profesorado de mayor edad que en
palabras de Wert “es el más sabio y el más capacitado para la docencia”. Como era
de esperar, el rendimiento y la motivación de los alumnos ha descendido a
mínimos insospechados y esto no parece tener una solución a corto plazo.
Las protestas en
la calle han comenzado, recordándonos a aquellas interminables marchas que
veíamos en 2013 y que dieron su fruto…
Después de que
esta memoria se publique, no sé si voy a poder llevarla a cabo otro año, mi
puesto de docente peligra, porque este Gobierno ha dado muestras de su
intolerancia desoyendo las voces que han surgido en su contra. Nada es seguro
si no estás con ellos, pero un año es demasiado como para que no aparezcan
voces disidentes.
Estamos en 2030,
pero la situación parece más digna de 1939…
- ¡No van a
callarnos! ¡Wert dimisión!
- Raquel, ¿ya te quedaste otra vez anoche viendo
Intereconomía?
- ¡Ufff!
Nunca más… que noche más mala he pasado…qué pesadilla…ponme el café y ahora te
cuento.
PD. La educación en 2030,
dentro de 17 años…si ya hoy me plantea dudas, no se me ocurre nada más que
ficción para hablar de ella…
Entre la ficción en la realidad. Muy buena reflexión.
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